¿En qué pensamos al oír hablar de “coches de lujo”? Enseguida nos vienen a la mente los grandes modelos que vemos en el cine o en la televisión, que no parecen estar al alcance de los simples mortales como nosotros. Sin embargo, esto no tiene por qué ser así; la tendencia a ofrecer coches lujosos para diferentes tipos de transporte aumenta cada día, y empieza a estar mucho más cerca de lo que pensamos.
Normalmente, cuando vemos una limusina por la calle suele estar asociada a una ocasión muy especial: las bodas (para las que también se emplean los conocidos modelos Hummer), las fiestas distinguidas o las discotecas de lujo. Pero hoy en día están empezando a utilizarse también para el transporte de pasajeros, ya sea a través de la ciudad o de una a otra. Muchas empresas ofrecen este servicio, que es contratado fundamentalmente por grandes corporaciones que desean agasajar a sus directivos. Los chóferes se escogen cuidadosamente, en función de su valía como conductores y de sus dotes como relaciones públicas.
Otra opción similar, igualmente empleada por empresas de gran categoría, es la de utilizar coches lujosos para el transporte al aeropuerto de sus invitados. Todos sabemos que cualquier recurso es poco a la hora de ofrecer una imagen positiva para el directivo que viene de fuera, cuya satisfacción puede influir decisivamente en el cierre de un contrato o en la materialización final de un acuerdo. Y el viaje al aeropuerto suele ser un trayecto extraordinariamente engorroso y cansado. ¿Qué mejor que aliviarlo ofreciendo la posibilidad de hacerlo en las mejores condiciones, con todas las comodidades posibles?